Santa Cruz de Tenerife, un paseo por la tranquilidad chicharrera
Es cierto que en Canarias las dos grandes capitales no son un requisito indispensable del itinerario de viajes. Santa Cruz puede quedar ensombrecida ante su vecina San Cristóbal de La Laguna (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO) o ante las incontables maravillas naturales con las que cuenta la isla de Tenerife. Pero, aún así, si se tiene tiempo, merece la pena un paseo por sus calles, por sus adoquines y sus plazas. Un encuentro con una tranquilidad típicamente canaria y chicharrera.
En un archipiélago que turna su capitalidad, fue Santa Cruz la que se quedó con las instituciones. El Parlamento de Canarias tiene su sede a pocos pasos de la calle Castillo, principal arteria peatonal de tiendas y transeúntes. Sin embargo, incluso así, queda muy lejos el estrés o el bullicio que se podría esperar de una urbe que alberga el gobierno principal de las 7 islas.
De hecho, hace unos años era habitual leer artículos y especulaciones sobre si la ciudad y su ambiente habían muerto. Un debate cuyos ecos llegan hasta hoy, ya más calmados, eso sí. Y es que, quizás ahora haya que reconocer que la capital tinerfeña no está muerta realmente, ni mucho menos. Solo está relajada, mirando al atlántico, reservando sus latidos más fuertes para las noches de la calle de la Noria o el rugir del Heliodoro Rodríguez López durante los partidos del C.D. Tenerife.
Y es cierto que seguramente los centros comerciales hayan robado aquel fulgor de antaño que se sentía en las calles del centro, pero también lo es que nuevos monumentos como la gigantesca fuente (o lago) de la Plaza de España han aportado belleza a esta parsimonia. El reflejo en su agua de la gran cruz del monumento a los caídos y del edificio que alberga el Cabildo insular es, sin duda, una de las postales más fotografiadas de la Santa Cruz actual, y de muchos viajes a la isla.
Sigue habiendo vida. La sigue habiendo en la Plaza Weyler, icono eterno de la ciudad y punto de 'quedada' por antonomasia durante el carnaval chicharrero. También junto a la Plaza de la Paz, frente al mítico Cine Víctor, siguen paseando aquellos románticos del deporte que añoran el recuerdo de una capital que futbólisticamente celebró allí gestas españolas y europeas.
Y no solo hay recuerdos y antigüedades en sus calles. Calatrava (no sin su habitual polémica) dejó el gran sello de la Santa Curz moderna en el emblemático auditorio. Una zona que se ha convertido en un nuevo punto de relax y de esparcimiento, antesala del Parque Marítimo y sus piscinas y de un largo (y casi recién nacido) paseo que camina junto al mar hasta el centro de la ciudad.
No se puede negar que unas vacaciones en Tenerife no se deciden por Santa Cruz, pero si es cierto que la capital poco a poco gana atractivo para completar unas horas en un completo viaje por la isla. Especialmente si se busca una tarde de compras o una noche de fiesta alejadas de la artificialidad y la masificación de las zonas turísticas del sur.
Es, en definitiva, un paseo recomendable. Una buena tarde o mañana para hacer un paréntesis entre la playas, montañas y guachinches. Ya sea por un café en sus plazas, una copa en los bares de 'La Noria' o por sacarse la 'turisteada' y reclamada foto en cartel de 'Santa Cruz' que se ubica junto al lago de Plaza de España, esta capital merece, por lo menos, un paseo.
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