Sidi Ifni, surf en playas solitarias de Marruecos
Las playas de Marruecos raramente entran en las listas de
paraísos del surf, mucho menos las de Sidi-Ifni. Sin embargo, en un país que
empieza a despertar a este deporte, con lugares como Taghazout que si empieza a
asomar su fama entre las páginas de las revistas especializadas, hay quienes
desde hace años disfrutan de las olas en kilométricas playas de arena
prácticamente solitarias.
Sidi-Ifni, antiguo bastión español, en las últimas costas
del sur de Marruecos antes del Sahara Occidental, es un pueblo tranquilo y
típicamente costero. Su ‘barandilla’ es uno de los rincones más habituales de muchos
locales para pasear y reunirse al atardecer. Una ancha acera con las vistas
siempre puestas en las interminables olas de su playa.
Frente al pueblo se expanden más de 3 kilómetros de arena
amarilla en la que las olas son constantes. Aunque los ‘riders’ prefieren otras
zonas ya que aquí el fondo no es el adecuado, merece la pena apoyarse en la
barandilla a ver cómo se forman, largas e interminables, como si nunca pararan
de romper. Es precisamente allí donde se puede observar que si hay algunos
surferos que ya conocen las maravillas de Sidi-Ifni.
Precisamente ‘Barandilla’ se llama la pequeña tienda de surf
de Rachid, un marroquí más aficionado al bodyboard que al surf, pero que abrió
con ese nombre el primer comercio del pueblo dedicado a este deporte. Allí alquila
unas tablas algo desgastadas y neoprenos de primeras marcas para quienes
quieran aventurarse en las olas del Atlántico.
Justo enfrente un logo en uno de los edificios que escoltan
en paseo frente al mar llama la atención: ‘Ifni-surf’. El edificio acoge una
escuela mucho más completa, en la que se ofrecen desde clases con profesores
avezados en este deporte hasta surf-camps de cualquier duración. La dirige
Oscar Rigati, un joven cuyo origen está en Sidi-Ifni pero que no puede ocultar
el acento granadino de su madre.
El viejo Land-Rover amarillo aparcado frente a la escuela
también se suele ver en las inmediaciones de la playa de Legzira, una de las
maravillas naturales de la región y una de las mejores olas de estas costas,
según dicen. Si no están allí los chicos de Ifni-Surf, seguramente estén junto
al antiguo puerto español, en otra gran playa que se pierde en el horizonte y
en la que se multiplican, en las horas en que la marea lo permite, las caravanas
de surferos que paran por allí mientras recorren la costa norte-africana.
Sidi-Ifni no tiene vuelos, aunque aún cuenta con la antigua
pista de tierra del aeropuerto de la época de dominio español. Tampoco tiene
trenes, y su conexión más sencilla es en coger un grand-taxi (el transporte más
genuino de Marruecos) hasta Tiznit o Guelmim. Razón quizás por la que aquí, a
pesar de sus playas, el turismo siga siendo residual. Tan solo viajeros en
caravana o extranjeros que han comprado una casa aquí, en este destino que siempre mira
pacíficamente al Atlántico.
El surf, como el turismo, vive un auge en Marruecos. Sin
duda, así como sus costas se llenan de apartamentos, también lo harán sus olas
de deportistas. En Ifni, sin embargo, aún existe la posibilidad de alquilar una
tabla, coger un Honda (un tuc-tuc a la marroquí para transportar mercancías,
pasajeros, ganado o lo que haga falta) e ir hasta las olas cercanas al puerto.
Y ser el único. Junto a las aguas turbulentas que rompen junto a los pilares
del abandonado teleférico, solo ante los kilómetros de playa y la imagen a lo
lejos del pueblo.
No soy seguramente el más adecuado para hablar de este
deporte en el que apenas se me puede considerar principiante, pero no hace
falta ser Kelly Salter para vivir esa sensación única. La de cabalgar una ola
en ese atardecer africano tan lleno de matices, con el sonido de las olas y de
la llamada a la oración como únicos compañeros. En la costa africana empieza a
haber apartamentos, si, y turistas. Pero aún existen soledades, experiencias y
sensaciones que hace tiempo desaparecieron en otros lugares.
Me parece que estas playas están fabulosas para ir a practicar surf, aunque no he tenido el gusto de conocerlas agradezco la recomendación, siempre estoy indagando un poco de los lugares donde se pueda practicar buen Surf pues esa es una de mis pasiones junto con los viajes, en uno de mis últimos viajes a Sri Lanka descubrí que allá hay hermosas y maravillosas playas para practicar este deporte.
ResponderEliminarAguas cristalinas y olas perfectas hacen de estos lugares paradisiacos destinos ideales para los amantes del surf. La fusión entre naturaleza y adrenalina crea experiencias inolvidables en cada ola.
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