Cristiano Ronaldo y turismo, una marca 'Made in Madeira'

Cristiano Ronaldo nació en Madeira para convertirse en uno de los futbolistas más reconocidos de la historia del fútbol. Las siglas CR7 se han convertido en un fenómeno de masas que también, como no podía ser de otra manera, ha alcanzado el mundo del turismo. En Funchal, su ciudad natal, su nombre se ha colado entre la lista de atractivos desde la inauguración de su museo, y del primer hotel de una serie que, junto al empresario también madeirense Pestana, llevará su nombre por algunas de las ciudades más importantes del mundo.

Junto al privilegiado puerto crucersita de la capital de la isla, una estatua de bronce llama la atención. La característica pose con la que el futbolista precede los lanzamientos de falta domina la vista, con la escarpada imagen de Funchal expandiéndose a sus espaldas. Es la antesala a su museo, una colección de tesoros de la que pocos deportistas en la historia pueden presumir. Se inauguró en 2016 y contiene varios de sus 4 balones de oro, camisetas de todas las etapas de su carrera y, desde el pasado verano, el que quizás sea uno de los más queridos: la medalla de oro que representa la primera Eurocopa ganada por Portugal.


El museo, junto a su correspondiente tienda de regalos, es un lugar de parada obligada para los muchos turistas que paran por este puerto atlántico, pero no es lo único que lleva el nombre del 'astro'. En la misma ubicación se levanta el primer 'Pestana CR7'. Un hotel de máxima elegancia y tematizado en torno a Cristiano, que supone el primero de una línea que abrirá, de momento, también en Lisboa, Madrid, o Nueva York.

Moqueta que simula césped, un pasillo que bien podría ser el túnel de vestuario y camisetas o fotos de momentos históricos de la trayectoria del jugador, y todo sin perder la elegancia de la alta gama. Pequeño pero con todos los lujos y comodidades del lugar en que se sitúa. Dicen que, en Madeira, Cristiano no es más ídolo ni genera menos reticencias que en el resto del mundo; pero está claro que, si había un sitio para que su nombre despegara también en el turismo, era éste.





Las razones para viajar la isla son otras muchas. Este paraíso atlántico se ha ganado merecida fama gracias a su exuberante naturaleza, su cuidada gastronomía y la historia que dejaron los grandes navegantes que hicieron escala en sus puertos. Pero, para las masas, o simplemente para los amantes del fútbol, el nombre de Madeira está ineludiblemente unido al deporte rey y a la imagen de esta figura.

Puede parecer una oferta excesivamente comercial. Ese palacio de mármol y brillo de trofeos que es su museo. Aunque, observándolo con detenimiento, especialmente ese pequeño rincón en el que se aglutinan solo unas pocas de las cartas y dibujos que millones de niños en todo el mundo mandan su ídolo, uno se da cuenta que quizás sí que merezca la pena la visita. Guste o no el fútbol, guste o no su imagen o sus declaraciones, es historia del deporte, y, por ende, de Madeira.



Por lo demás, la presencia de Cristiano Ronaldo por la ciudad se limita a algún mural en su honor y la siempre presente camiseta con el 7 en todas las tiendas de suvenirs o de material deportivo. Sin embargo, su nombre siempre está en algún lugar de la conversación al pasear por Funchal, ya sea al señalar al humilde barrio de Santo Antonio, donde se crió, o al hablar de los equipos de la isla por los que hizo una breve parada antes de su fama.

Como cualquier otro personaje de semejantes características y volumen de seguidores, tenía que tener un punto de peregrinación. Sin duda, ese es ahora su museo. Más allá del vino con el que brindaron los grandes presidentes de EEUU, o de esos barrancos de laurisilva que transportan a otras eras de la tierra... muchos portugueses contarán a sus nietos que ellos vieron como Cristiano Ronaldo levantaba la primera Eurocopa del país, y la medalla que acompañaba a esa copa está aquí.