jueves, 7 de julio de 2016

Kotor, el fiordo más meridional de Europa


Kotor, Montenegro. Ni la ciudad ni el país tienen (aún) un nombre potente cuando se habla de destinos turísticos en España, pero es cuestión de tiempo que lo hagan. El Adriático se destapa y descubre sus joyas, y seguramente esta sea una de las más brillantes. La locomotora del turismo en esta joven nación, la capital del que dicen es "el fiordo más meriodinal de Europa".

"El día que suban a la montaña de San Giovanni se darán cuenta por qué decidí ser guía turística y vivir en Kotor" dice Shira Gómez, una venezolana que lleva 27 años asentada en este rincón de los Balcanes. Lo cierto es que subir a San Giovanni, San Juan, o Sveti Jovan en la lengua local, es la mejor forma de descubrir por qué se ha desbocado el turismo en esta región y por qué se trata a la antigua Cattaro (nombre veneciano de la ciudad) como la gran maravilla del país.



No lleva más de media hora recorrer el empinado sendero que va desde el casco histórico hasta la antigua fortaleza anclada en la montaña, pasando por la pequeña ermita que capitaliza el primer plano de todas las fotos de la bahía de Kotor. Desde allí, ya sea desde la ermita o desde la fortaleza, se puede observar en plenitud la impresionante región, bien llamada fiordo (aunque realmente es un cañón sumergido), pues nada tiene que envidiar a los paisajes más llamativos de los países escandinavos. "La bahía de Kotor es una de las 33 bahías más hermosas del mundo" comenta Shira para engrandecer aún más este paisaje.

Desde la fortaleza se puede continuar el sendero, siguiendo una de las actividades que están poniendo de moda a un país repleto de montañas y naturaleza. El senderismo, y las actividades al aire libre, son una de las banderas de una nación con menos de un millón de habitantes pero con todas las características para atrapar al visitante. Montenegro tiene montaña, naturaleza, ciudades históricas y playas que bien podrían estar sacadas de una revista del caribe.



También se puede, desde los muros de Sveti Jovan, simplemente mirar. Mirar a la bahía y mirar la forma triangular de un casco histórico que es Patrimonio mundial de la humanidad desde 1979 y que ha visto pasar la historia de los balcanes tras sus murallas. Sus muros datan de tiempos bizantinos, pero fueron los venecianos los que fortificaron esta ciudad para defenderla de los Otomanos. Anteriormente perteneció al reino de Ragusa, actual Dubrovnik, aunque fue bajo dominio de la República de Venecia cuando este rincón se convirtió en un importante centro comercial y artístico.

Hoy en día sus callejones claustrofóbicos guardan esa esencia. Llama la atención como, en un casco histórico que se asemeja diminuto, es posible perderse una y otra vez guiado por calles laberínticas repletas de gatos, uno de los símbolos de Kotor desde tiempos italianos, y que merecen un artículo a parte.



Curiosa también la cantidad de iglesias y catedrales que se encuentran en el reducido espacio que tiene la ciudad antigua de este municipio que apenas cuenta 6000 habitantes. Dicen que alrededor de la bahía de Kotor hay más de 100 iglesias católicas y 200 ortodoxas. Algunas de ellas se ubican levitando sobre sus aguas, en diminutas islas a las que se puede acceder con las muchas embarcaciones que ofrecen servicios turísticos.

Es el caso de los islotes de San Jorge, que alberga un monasterio benedictino del siglo XII, o la diminuta isla de 'nuestra señora de las rocas'. Están declaradas como toda la bahía patrimonio de la humanidad por la UNESCO y se pueden visitar en poco más de 2 horas con alguno de los tours privados que se ofertan cada día. Ambas se sitúan frente al pequeño pueblo de Perast.



Son estas islas, son las rutas por las montañas, los cruceros en botes por las aguas de este fiordo que parece infinito (sobre todo cuando se circunda la carretera que lo rodea)... son muchas cosas las que hacen que, aunque Kotor parezca un destino de un día, seguramente merezca la pena quedarse más. "Creo que una noche no es suficiente para disfrutarlo" me decía el recepcionista de mi Hostel presumiendo orgulloso de las muchísimas opciones que tiene la bahía y del gran ambiente nocturno con el que cuenta la ciudad antigua en verano.

Puerto Crucerista a precio de mochilero

Kotor es uno de los lugares de atraque y de paso de muchos de los lujosos cruceros que surcan el Adriático, el mar de moda para este tipo de turista en Europa. Sin embargo, a diferencia de Dubrovnik, dónde el 'boom' turístico ha disparado los precios, aquí se encuentran opciones para todos los públicos. La entrada para subir a Sveti Jovan son 3€, se puede pasar una noche de hostal por 7€, comerse una hamburgesa por 2€... los viajeros de grandes yates quizás sean el público dominante, pero el ambiente mochilero también tiene mucha importancia en la antigua Cattaro.


En definitiva, este artículo es la portada de Montenegro, como también Kotor es sin duda en la carta de presentación más importante de un país que está realmente por descubrir a nivel turístico. El as de una baraja formada por historia, senderos, naturaleza y playas. Desde ese fiordo, desde esas aguas que parecen más de un lago que del mar, se extiende un destino relativamente desconocido a nivel general, pero, si se viaja al Adriático, Kotor es imprescindible.

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