Candados de enamorados en Budapest, la Plaza Elizabeth
Escribir las iniciales o los nombres en un candado, ponerlo en la barandilla de un puente y arrojar la llave al agua. Esta curiosa y quizás 'pastelosa' tradición tiene un origen indefinido, pero se puso especialmente de moda tras el libro Tengo ganas de ti de Federico Moccia, en el que los protagonistas sellan su amor poniendo uno de estos artilugios en el Puente Milvio de Roma y lanzando después la llave al Tíber. Sin embargo, dicen algunos que esta leyenda se inició en Hungría.
Curiosamente en Budapest no es un puente quien alberga los candados. Aunque en casi todas las ciudades del mundo se puede encontrar algún paso elevado especialmente romántico en el que proliferan las muestras de amor como esta, en la capital magiar es un árbol el que acoge los centenares "amores eternos" a su alrededor. Además, dicen algunos que esta costumbre se inició en la ciudad de Pecs, al sur del país, dónde los estudiantes comenzaron a colocar candados en una de las vallas de la catedral al terminar sus estudios; posteriormente los enamorados habrían encontrado un nuevo sentido a este ritual, y lo cierto es que a día de hoy en esa valla no cabe ni un candado más.
Volviendo a la capital, por supuesto se continuó con esta manera de "declararse amor para siempre". Lo curioso es que, aunque muchos pensarían que hacerlo sobre el Danubio es lo más romántico, en Budapest se optó por un árbol. En la plaza de Elizabeth, uno de los centros neurálgicos de la urbe, se agolpan cientos (quizás miles) de candados rodeando la protección de metal (puesta seguramente para este mismo fin) que tiene uno de los árboles. Y es que la ciudad ha hecho símbolo de este lugar, e incluso parada obligada de muchos tours turísticos.
¿Y la llave? Para responder a esta pregunta si hay que rendirse al romanticismo del río. El famosísimo Puente de las Cadenas se encuentra a tan solo una manzana desde allí, así que la tradición manda a tirar la llave desde él hacia las aguas del gran caudal de Europa. La verdad es que este punto está mucho más cargado de romanticismo que la plaza, que aparece como un simple lugar de paso y zona verde junto a la estación de metro y el intercambiador de Ferenk Tér, que se ubican en una pequeña plazoleta del mismo nombre.
Orígenes para esta leyenda hay muchos aparte de este, y hay quien incluso la situa en China, aún así no deja de ser curiosa esta forma alternativa que tienen en Budapest de colocar los candados. Para el que quiera irse al comienzo (uno de ellos) y dejar de lado los 'tópicos' de Paris, Roma o Venecia, en la plaza Elizabeth, o Erzsébet tér, hay un árbol esperándolo, y por supuesto un río inmenso y lleno de preciosos puentes para tirar la llave o para vivir un romanticismo más auténtico.
CÓMO LLEGAR
El árbol se encuentra en la esquina nor-oeste de la plaza, la más cercana hacia el Puente de las Cadenas. Lo más sencillo es llegar caminando desde allí, dónde para el tranvía 2. También es muy fácil hacerlo desde el intercambiador de Ferenk Tér, uno de los más importantes de la ciudad, donde paran el tranvía 47 y el 49, además de las líneas 1, 2 y 3 de Metro.
Cuando estuve en Budapest, ni vi la valla, ni vi el árbol, pero la ciudad es digna de enamorarte, y casi de hacerte poner un candado para unirte a ella por siempre....¡Qué cursi me he puesto!.
ResponderEliminarLa verdad que si no te lo dicen pasa desapercibida, a mi me lo dijo la chica del 'free tour' que empezaba muy cerca de allí y luego volví para sacar las fotos. Y estoy de acuerdo con tu cursilería, seguro que el puente de las cadenas iluminado enamora mucho más que este árbol.
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