jueves, 26 de febrero de 2015

Parque Nacional de Killarney, bosques cascadas y castillos


Hay quien dice que en Irlanda no hay árboles, será porque no ha visitado nunca Killarney. Una pequeña localidad al suroeste del país junto a la cual se extienden más de 100 kilómetros cuadrados de Parque Nacional. Un área de espesos bosques, de nieblas bajas, de lagos y de cascadas. Un paseo que demuestra la omnipresencia del agua y del verde en esta isla. Lough Leane es el gran lago que baña todo el parque y en cuyo interior existen incluso varias islas, con leyendas incluidas.

Caminar adentrándose en la espesura de este lugar un día de niebla hace rememorar las películas de época, quizás incluso de cierto terror ante los oscuros caminos que discurren entre árboles. Más aún cuando a mitad del sendero aparece la figura de Ross Castle. Una fortaleza que desde el siglo XV se eleva junto al lago, guardando la historia y las leyendas de sus aguas oscuras. Si el día está despejado se puede llegar a ver Inisfallen, la isla, dónde aún se levantan los restos de una abadía del siglo VI, y que aguarda la leyenda. Cuentan que en este pequeño peñasco perdido en el lago recibió su educación Brian Boru, fundador de la dinastía O'Brian y uno de los más famosos reyes de la historia medieval irlandesa.




En los días de niebla Inisfallen desaparece junto a los bordes del lago, dejando a la imaginación cuán lejos se extienden sus aguas. Si se tiene tiempo se puede incluso alquilar un bote para explorar el interior, o disfrutar de un paseo a caballo por sus alrededores para acercarse aún más a tiempos pasados. Llegar hasta el castillo andando lleva unos 20 minutos desde Killarney, pero este es solo el principio del Parque Nacional, la primera parada, desde allí se puede coger el coche y seguir adentrándose por las carreteras del Anillo de Kerry, una de las rutas más famosas de Irlanda.

Dejando la pequeña localidad a las espaldas los caminos empiezan a serpentear escalando la montaña, dejando a los pies increíbles imágenes del Parque Nacional, sus lagos y sus paisajes. Mil lugares dónde se querrá parar y dejar el coche para perderse en una naturaleza virgen, inhóspita y casi inhabitable por la dureza del clima. Uno de esos puntos es la Cascada de Torc, un salto de agua que aparece entre la tupida vegetación, aquí los bosques apenas dejan pasar la luz del sol, tan solo lo justo para maravillarse del verde que recubre incluso los troncos de los árboles.



Siguiendo la carretera, antes de abandonar los límites del Parque, hay otro punto que deja sin aliento por sus increíbles vistas. Ladies View, o 'Mirador de las señoras'. El nombre, según dicen, proviene de la admiración que le produjo a la Reina Victoria este lugar, y seguramente no estaba equivocada. La monarca inglesa habrá abierto la boca, como lo hace cualquiera al contemplar como se extienden los lagos rodeados de bosques y montañas pedregosas, sin pueblos, sin casas, casi sin carreteras. Un paisaje virgen.

El mirador es uno de los últimos puntos antes de abandonar Killarney, pero aún quedan muchos y muchos kilómetros de 'Ring of Kerry'. Una ruta que sería un desperdicio hacer en una jornada, que seguramente lleve varios días, quizás varios viajes o incluso varias visitas a Irlanda. Junto a la península de Dingle forman los dos grandes atractivos del sur-oeste, una zona menos conocida pero quizás dónde mejor se puede uno fundir con esa naturaleza exuberante de la que hablan (o hablamos) los que hemos estado en este país.



Killarney
Aunque esta ciudad del Condado de Kerry cuenta con apenas 13.000 habitantes no es en absoluto despreciable. Se ofrece como uno de los puntos perfectos para alojarse cuando se está conociendo el suroeste, ya que en estas latitudes son pocas las zonas habitadas y las que hay son tan solo pequeños pueblos. Killarney cuenta con varias calles de tiendas y un muy buen ambiente nocturno con varios pubs y discotecas, algo que es común en cada pequeño rincón de la isla. Curiosamente en idioma irlandés no existe la palabra 'aburrido', será quizás por que vayas dónde vayas en Irlanda hay música en directo y gente tomando pintas de cerveza todas las noches de la semana.

Además, cambiando radicalmente de tercio y dejando a un lado la fiesta y la cerveza, hay lugar para los amantes de los templos. La Catedral de Santa María lleva más de 100 años siendo una de las mayores representaciones del neo-gótico en el sur de un país en que este estilo vivió su apogeo durante la época de la invasión británica. Un enclave turístico que se encuentra, además, justo a la entrada del camino que lleva al castillo y al lago, por lo que es inevitable pasar aunque sea a su lado y ver su gigantesca estructura, así como la autenticidad del pequeño campo de fútbol gaélico que se encuentra junto a ella.




Killarney cuenta también con rutas de senderismo que se pierden por el Parque Nacional, con actividades de pesca y con multitud de eventos y festivales. A pesar de su tamaño su gran motor es el turismo e incluso, según la Wikipedia (aunque yo lo pongo en duda) tan solo Dublín la supera en número de camas de hospedaje. Sea como sea es un punto que visitar, ya sea por seguir adentrándose en la arraigada cultura, por perderse en la naturaleza, por caminar entre tierras vírgenes, o por todo a la vez. Dice un famoso villancico irlandés: "El sagrado verde, el verde de la hierba, la imagen más bonita que has visto nunca: es Navidad en Killarney y todos están en casa".

También te puede interesar

0 comentarios:

Publicar un comentario