Mijas. Un oasis de autenticidad junto a la Costa del Sol
Mijas, a solo unos kilómetros de Fuengirola, encaramado en un cerro, es un típico pueblo andaluz que guarda toda la autenticidad que la línea de playa ha perdido con la masificación turística. Una pequeña población de estrechas calles teñidas por el blanco de sus casas y rodeada de increíbles miradores de la costa y la comarca.
Un discurrir que llevará casi sin ninguna duda a alguno de los miradores que se reparten en los extremos del casco, y es que el pueblo goza de una posición privilegiada desde donde se puede observar con una vista de casi 360º toda la región y el litoral de la Costa del Sol.
Unos balcones donde perderse en la infinidad de la orografia malagueña y donde poder observar el atardecer. Una puesta de sol que desde el nivel del mar queda empañada por las torres hoteleras pero que desde Mijas se puede contemplar en plenitud, viendo como la luz se pierde entre las montañas.
Los miradores no dejan de ser, sin embargo, un atractivo más de un pueblo dedicado casi enteramente al turismo y en el que perderse por sus callejones puede ser tanto o más gratificante. Una consecución de plazuelas rodeadas de restaurantes, cafeterías, heladerías, y tiendas de souvenirs que le otorgan posibilidades para pasar todo un día en la localidad.
MUSEO DE MINIATURAS
Uno de los encantos más curiosos y extraños de Mijas está en este museo. Un carromato sitúado junto a la plaza principal alberga una colección de arte llevada a la mínima expresión. Desde un retrato de Lady Di pintado en la cabeza de un alfiler, o el Taj Mahal pintado en un grano de arroz, hasta una auténtica cabeza reducida por los indios Jíbaros o varias pulgas disecadas y disfrazadas. Todo ello acompañado de grandes lupas para poder observarlo.
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