Guelmim. La ciudad de las dos caras de Marruecos
Mercado de Guelmin | B. Iru Pérez |
Guelmim, o Gulimin, es una ciudad
pobre. Son calles destartaladas que han visto pasar el tiempo entre un bullicio
de tráfico desordenado, y que la han convertido en la capital de la última
región del sur de Marruecos, antes de llegar a El Aaiún y el Sahara Occidental.
Pero también es la representación de un nuevo Marruecos, el de las grandes
avenidas rodeadas de chalets, los colegios privados, y el ir y venir de
estudiantes trajeados.
Llegar a Gulimin por carretera es
toparse de bruces, tras horas de paisajes infinitos y tranquilidad, con un
ajetreado cruce de caminos e ir y venir de gentes. Los establecimientos
enfocados al turismo desaparecen: los mercados, cafeterías y restaurantes están
claramente enfocados a un público local, lo que permite al visitante empaparse de
un Marruecos más auténtico y más profundo.
Puerta de entrada a Guelmin en la carretera desde Tiznit | B. Iru Pérez |
Los contrastes de Gulimin
comienzan en sus barrios, donde contrastan los avejentados y deteriorados
barrios del interior con las modernas avenidas rodeadas de adosados, escuelas
privadas y mezquitas de nueva construcción. Y se dejan notar en sus calles,
donde los carros arrastrados por burros se mezclan con modernos coches
europeos. Ante la falta de grandes monumentos, el atractivo de la ciudad quizás
resida precisamente ahí, en observar el contraste entre el pasado y el futuro
de Marruecos.
Arquitectónicamente la ciudad no
presenta grandes obras, aunque las zonas nuevas son una muestra del buen gusto
de las construcciones modernas en la región. Su mercado, a diferencia de los
zocos laberinticos de calles estrechas de otras ciudades marroquíes, es un
entramado de largas calles semi-asfaltadas rodeadas de puestos de todo tipo,
dirigidos al igual que el resto de sus comercios, a clientes locales. La
ventaja puede estar en los precios, al no ser una ciudad excesivamente
turística se pueden conseguir artículos más baratos que en otros lugares.
Avenida en uno de los barrios nuevos de Gulimin |
Gulimin es además para muchos la
puerta al Sahara, por su cercanía al desierto. Algo que permite que uno de los
grandes atractivos de esta población sea el mercado de camellos, el cual es
considerado el más grande de Marruecos, que se celebra los sábados por la
mañana. Un añadido a una población que intercala las dos visiones de Marruecos,
y que sin grandes aspavientos se convierte en una de las capitales del sur del país.
No conocemos esta ciudad, pero nos ha llamado mucho la atención. En ocasiones, los sitios en los que no hay grandes monumentos son aquellos en los que se percibe de una manera más auténtica la vida del país.
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